enero 3rd
Público: diario de una voz que la crisis no enmudecerá
Hemos empezado el año tal como terminamos el anterior y exactamente tal cual esperábamos: recibiendo malas noticias. Parece que no existe actualidad más allá de la maldita crisis, que no acaba, y que no acabará en mucho tiempo con unos gobiernos decididos a aplicar el recorte en lo público como única medida para aportar soluciones.
Pero hoy estoy especialmente triste por una razón. La empresa editora del diario Público ha publicado esta mañana que va a solicitar judicialmente la declaración de concurso voluntario de acreedores. O lo que es lo mismo: la existencia del periódico corre serio peligro. Las razones para ello las han explicado a primera hora de esta tarde en su propia web. Como fiel lector, como periodista y como ciudadano me revuelve las tripas que la crisis se esté llevando por delante las voces de muchas personas, incluida la mía. Desde 2007 he encontrado en ese diario mucho de lo que echaba en falta en las principales cabeceras desde que era adolescente y muy especialmente mientras estudiaba en la Facultad de Comunicación. La balanza del panorama mediático estaba por aquel entonces claramente inclinada hacia la derecha (ABC, El Mundo, La Razón… frente a la soledad aunque liderazgo de El País). Además, en 2009, el grupo Intereconomía compró La Gaceta, muy posiblemente la peor bazofia que se edita hoy en España. Público ha aportado un equilibrio necesario que hoy peligra.
A lo largo de estos años he visto reflejado en Público muchos asuntos que nunca antes han tenido cabida en otros medios de comunicación generalistas de ámbito nacional, y no porque no fuesen de interés general, sino porque sencillamente no eran del interés de unos pocos. He apreciado un diario crítico con el poder y comprometido con los Derechos Humanos, no sólo de palabra sino de hecho (no acepta anuncios de prostitución, como no debiera aceptar ningún medio en este país). También gracias a él hoy tengo una videoteca y una biblioteca mucho más nutrida, pues sus coleccionables han sido los más interesantes del mercado (y les habla un seguidor de ellos). Machado, Salinas, Proudhon, Marx, Bakunin, Simone de Beauvoir, Julio Cortázar, el cine de los Coen, de Ken Loach, de Takeshi Kitano, el Cosmos de Carl Sagan o la serie de documentales sobre naturaleza más apabullante que he visto jamás han entrado en mi casa de la mano de este periódico.
Público me ha acercado a problemas que, o bien no conocía o bien consideraba lejanos cuando realmente no lo son. Mediante sus infografías, premiadas en varias ocasiones, he podido entender por qué es importante para un humilde ciudadano como yo que se investigue el espacio sideral, he sabido en qué punto se halla lo que mañana será la vacuna contra el SIDA, he escuchado las voces de los represaliados de las más terribles dictaduras, he leído con atención las propuestas de expertos en economía para salir de la crisis sin atender a la tiranía de los mercados que la provocaron, he visto plasmadas las consecuencias de un sistema electoral escandalosamente injusto, he leído en otras lenguas que componen el patrimonio cultural de este país y he conocido casos de jóvenes que, como yo, se plantean la emigración como un modo de renunciar a la frustración que supone vivir en un país atado a su propio pasado. En Público he visto publicadas todas y cada una de las cartas al director que he enviado en estos años sobre muy diversos temas y también he conversado o discrepado vía e-mail con algunos de los autores que en él escriben.
No podemos permitir que la crisis deje mudo a un sector de la población que, hoy más que nunca, necesita que su voz se escuche alto y claro. Por eso, les animo a que compren el diario Público. Hoy. Mañana. Siempre.
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Bueno, tampoco te preocupes demasiado de momento. La Ley Concursal y las reformas del Código Penal obligan a los gestores de una empresa a presentar el concurso voluntario de acreedores en cuanto las cosas empiezan a ir mal, es decir en cuanto no puedes pagar a tus acreedores regularmente, cuando te vas a retrasar con el primer recibo, so pena de acabar imputados penalmente por quiebra culpable. Un problema de liquidez en una empresa sólida, por ejemplo, obliga a presentar concurso de acreedores aunque en realidad sepas positivamente que tienes bienes para hacer frente a tus deudas. Que una empresa, hoy en día, solicite concurso, no quiere decir que esté tan mal (paradójicamente) como cuando lo solicitaba antes de la crisis. El negocio puede ser sólido y seguir adelante, puede tratarse de una simple medida de precaución para, si finalmente todo va mal, al menos evitar la posibilidad de cárcel para el Consejo de Administración y adláteres.
Ánimo y feliz año,
A.