enero 11th
Malos humos
Los partidarios de la ley aluden a su derecho a no ser intoxicados doquiera que vayan. Los contrarios a ella parecen haberse inventado la libertad de apestar al prójimo y dicen que ahora no pueden ejercerla. Aseguran que, si tan malo es el tabaco, debería prohibirse su venta, pero que claro, no se hace porque el Estado ingresa un pastizal a su costa. Lo que aún no han logrado entender es que la ley de marras no prohíbe fumar, sino que regula los lugares donde puede hacerse. Es una mera cuestión de civismo; claro que el civismo es una demanda demasiado alta para muchos en los tiempos que corren. Los fumadores nos recuerdan constantemente que pagan muchos impuestos con cada cajetilla de tabaco. Yo les digo que sarna con gusto no pica. Los automóviles también pagan muchos impuestos y no por ello circulan por donde les da la gana.
Otros apuestan por el método mixto: crear zonas o locales de fumadores que, debidamente indicados, eludamos los que repelemos el humo. Reconozco que esa teoría está bien hasta cierto punto, pero la realidad es que, en la práctica, todo se convertiría en espacio con humo y los no fumadores nos veríamos obligados, como siempre, a tragar. Porque eso sí: por lo que estoy viendo, nosotros somos mucho más tolerantes con el humo que ellos con el no-humo. Yo jamás he visto a no fumadores con actitudes tan radicales como las que veo estos días entre algunos fumadores. Por otro lado, allí donde la mayoría vemos un espacio de ocio como es un bar, un restaurante o una discoteca, otros muchos tienen su puesto de trabajo. Y trabajar con humo continuamente alrededor es tóxico. ¿Es tan difícil respetar su salud?
Luego están los que amenazan. Afirman que ya no van a salir a tomar un café o una copa porque no les dejan fumar. Señores míos: si ustedes renuncian al placer de tomar unas tapas o unas cañas con los amigos por estar encadenados a un pedazo de nicotina con alquitrán y benceno que les causa cáncer, halitosis y les deja impotentes, tienen un serio problema. También lo tienen todos esos empresarios insumisos, en su mayoría fachas como ellos solos, que llaman a desobedecer la ley cuando en realidad tienen todas las de perder. Entiendo su cabreo por haber tenido que gastarse el dinero en hacer reformas para separar el área de fumadores hace sólo un par de años para que ahora venga esto, pero romper a mazazos una máquina de tabaco en televisión no es la manera de protestar. Lo de abrirle el cráneo a alguien por eso ya no tiene ni nombre. Me recuerdan a todos esos reaccionarios que, cada vez que se promulgan leyes progresistas como el divorcio o el aborto, montan un escándalo y vaticinan poco menos que el Apocalipsis, y al pasar los años, el tiempo revela esas actitudes en ridículas con toda naturalidad. Así ocurrió con el divorcio, esa ley contraria a la de Dios, y hoy en día se divorcia hasta la Monarquía.
No obstante, les recuerdo a todos que los humanos somos seres de costumbres. Tengo grabado en mi mente a la perfección cuando hace no mucho, fumar dentro de los hospitales o en los aviones y trenes era de lo más normal. Hoy nos parece una aberración, ¿verdad? Pues ya ven ustedes. La lógica, que es de un elástico que alucinan.
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Felicidades por el artículo. Yo soy fumador y no me importa cumplir la ley, es más, estoy a favor de ella.
Besotes