septiembre 30th
Reflexiones post-huelga
Hoy ha sido un día muy propicio para detenerse ante un quiosco de prensa a ojear los titulares de los periódicos. Según se leyese uno u otro, parecía que se estuviera en distintos países. Cada cual mostraba la huelga desde la perspectiva de su ideología, polarizando el acontecimiento desde el rotundo éxito hasta el más estrepitoso fracaso, de izquierda a derecha respectivamente. La repercusión de los altercados paralelos (quema de coches, contenedores y otros disturbios, sobre todo en Barcelona) ha variado también según el color político de cada publicación. Así, en los medios de derechas parece que todo fue caos y destrucción en las calles. Tras ver todos los diarios, me quedo con El País, cuya portada habla de ‘impacto moderado’, lo desglosa por sectores y, aunque refleja los disturbios, lo hace en una foto secundaria. Su editorial Llamada a la reflexión también es una muestra de razón.
Se ha de reconocer que muchos trabajadores no se acogieron a la huelga porque sencillamente no se pueden permitir el lujo de quitar un día a su exiguo salario. No obstante, el precio que pagaremos a largo plazo será mucho mayor. Nada comparado con un día de sueldo, nos espera un tijeretazo importante a los derechos logrados tras muchos años de lucha obrera. Los recorta un gobierno que durante la última legislatura lleva el socialismo sólo en el nombre. Dejará el terreno abonado para que, a partir de 2012, el PP termine de aplastar al trabajador. ¿Es éste el legado que queremos dejar a las generaciones venideras? Considero que ya nos han colado suficientes patrañas simplistas en nombre de la crisis -ese gran receptáculo donde todo cabe- como para consentir esto. Entre todos, pero especialmente los ciudadanos de a pie con nuestra pasividad, hemos validado un sistema injusto erigido sobre las bases de una nueva esclavitud. Nos hemos convertido en un pueblo domesticado, narcotizado por la cultura del ocio. Si hoy la huelga es un derecho de todos es porque en su día se luchó por ello pese a la opresión del poder y a la indiferencia de los coetáneos, más precocupados por sacar adelante su día a día personal que por defender libertades colectivas. La huelga no es una obligación, pero tenemos el deber moral de reaccionar ante nuestros propios conflictos y darles salida. No pretendo con esto, aunque soy consciente de ello, caer en manidas soflamas perroflautistas. Sí quiero denunciar que nuestra respuesta, ayer y cada día, no está siendo la adecuada a las circusntancias. No estamos respondiendo como la situación requiere. Como sociedad, no damos la talla ante nuestro propio problema.
La codicia de una élite muy poderosa, en complicidad con la connivencia de los gobiernos, nos ha traído hasta aquí. La cuestión es que ni unos ni otros pagarán por lo hecho. Como siempre, somos el pueblo quien sufre las consecuencias. Todo eso ya lo sabemos, pero no podemos enquistar el victimismo en nuestras vidas. Autocompadecerse es de lo peor; hay que pasar a la acción. Por eso, el parón de ayer requería una respuesta ciudadana masiva, pero no la consiguió.
La verdadera riqueza de un pueblo no radica en su capacidad de consumo, sino en su grandeza intelectual. Tal espíritu se demuestra en situaciones como la de ayer. El nuestro, al parecer, se halla atrofiado, oculto, sepultado bajo capas de hipotecas, letras del coche, seguros, tarjetas de crédito, préstamos… y una nula voluntad. No queremos ver esta crisis como una oportunidad de mejora. La concebimos como un mero obstáculo, y esto es una batalla que no nos podemos permitir perder. Sólo cuando veamos en la actual coyuntura una oportunidad para mejorar y estemos de veras dispuestos a hacerlo lograremos superarla.
Por cierto, hoy este blog cumple dos años. Gracias a todos por hacerlo posible.
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Vamos a hacer una cosa, yo reconozco que muchos trabajadores no se acogieron a la huelga porque no se pueden permitir perder un día de sueldo de su exiguo salario si tú me reconoces que muchos trabajadores no se unieron a la huelga porque no están de acuerdo con ella. Sinceramente creo que son muchos más los que no se sumaron a la huelga porque no estaban de acuerdo (por miriadas de motivos, algunos más lógicos como ser liberal y otros menos lógicos como “por joder a los sindicatos””, como leí en el blog de nosequién) que los que lo hicieron porque no podían perder 50 euros de nómina ese mes, pero estoy dispuesto a no entrar en una guerra de especulaciones intuitivas.
Estoy de acuerdo en que aquellos que, estando de acuerdo con los motivos de la huelga, no la secundaron por no perder 50 euros, merecen que se les recuerde lo que ha costado que tengan derecho a hacer huelga; me pasa lo mismo con los que se abstienen en unas elecciones: por lo menos vota en blanco. No estoy de acuerdo, por supuesto, en todo eso de que el PP va a aplastar los derechos de los trabajadores y bla, bla, bla, pero vamos, yo es que soy tan tonto como un asalariado de derechas (y a mucha honra, añado). En este caso mi respuesta, y las de aquellos que no estaban de acuerdo a la huelga, sí que fue adecuada a las circunstancias
Es cierto que el Gobierno cuela patrañas simplistas, pero entre tú y yo ¿cuál no lo hace? Y, ¿sabes cuál es el problema? Que el lapso de atención de la gente es de veinte segundos a un minuto. La inmensa, inmensa mayoría de la gente no tiene ni remotamente las ganas y el interés necesario para entender ni siquiera superficialmente como afecta la subida de tipos de interés a la economía, por ejemplo, así que hay que contarle una patraña simplista y rapidita porque es todo lo que tiene tiempo para escuchar. Y, total, como no piensa (porque si pensara ya se informaría) y se lo va a creer… Y esto incluye también a los millones de españoles que no estaban de acuerdo con la huelga por patrañas simplistas (como “joder a los sindicatos”) que conste.
Y me gustaría llamarte la atención sobre un mem insidioso que creo que te ronda por ahí: eso de “La verdadera riqueza de un pueblo no radica en su capacidad de consumo, sino en su grandeza intelectual.” No estoy de acuerdo y, además creo que esa es una idea que la plutocracia ha implantado en el inconsciente colectivo de las sociedades europeas, una forma de que quien tiene poco materialmente se conforme pensando que tiene mucho intelectualmente. Las revoluciones de clase no se hicieron para obtener bienes espirituales, sino materiales, y de hecho una de las grandes proclamas del marxismo fue contra la religión como placebo. No tengo yo muy claro que eso de que la verdadera riqueza no es la material (o la de consumo) sino la intelectual no sea el mismo lobo con distinta piel…
Un saludo,
A.
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Felicidades por los dos años del Blog.
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FELICIDADES POR LOS DOS AÑOS DE TU BLOG.
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En los tres primeros parrafos, sintiendolo en el alma, estoy de acuerdo con el amigo Arthegarn. Por cierto, imagino que tu harias huelga, no?? Yo no fui, sencillamente, porque nadie se molestó en informarme de por qué se protestaba.
Y, aunque con retraso, feliz aniversario!!