Lo que ven en este vídeo ocurrió el pasado miércoles durante la visita que los ex-presidentes de Estados Unidos Bill Clinton y George W. Bush hicieron a las zonas en reconstrucción de la devastada Haití.

El hombre que se limpia la mano en la camisa de Clinton después de estrecharla a unos lugareños es el hombre que dirigió el mundo durante ocho años. Fíjense en el modo en que su mano derecha queda medio muerta en el aire durante unos segundos mientras busca algún lugar donde frotarse, como al que le acaba de cagar una paloma. Yo sé que mis lectores son lo suficientemente inteligentes como para interpretar este gesto como lo que es, sin andarse con excusas baratas habida cuenta del historial de horror que corona a uno de los presidentes más infames de la historia de EE.UU. Un presidente que, al recibir a Barack Obama por primera vez en la Casa Blanca, solicitó de inmediato un desinfectante de manos. Por suerte, fue el mundo quien se enjuagó de este parásito.

Desde luego, Bush tiene las manos sucias. Muy sucias. Pero no precisamente por estrechárselas a un negro.