noviembre 3rd
Liderar en tiempos revueltos
Hablar de política es hablar de liderazgo. En el análisis organizacional hay, esencialmente, dos tipos de liderazgo: el transaccional y el transformacional, según una reputada teoría formulada en 1978. Bien se podría analizar a nuestros políticos (pretéritos y presentes) según esta dicotomía. El liderazgo transaccional es seguramente el más común; es el ejercido en base a la resolución de los problemas cotidianos. Sus resultados suelen verse a corto plazo, y por eso en política es una vía perfecta para ejercer el populismo. El liderazgo transformacional, por el contrario, es una carrera de fondo. Más que en resolver los problemas inmediatos según van surgiendo, consiste en analizar las causas de dichos problemas para iniciar una transformación en profundidad que prepare a la organización (o sociedad en este caso) para encarar futuros retos con éxito. Persigue, en última instancia, una madurez, una evolución, un cambio verdadero en la colectividad.
En España hemos tenido políticos que han encarnado ambos patrones de liderazgo. Felipe González y José María Aznar fueron líderes principalmente transformacionales, cada uno a su manera. Adolfo Suárez lo fue transaccional, lo cual demuestra que ningún patrón de liderazgo es en sí mejor que otro, simplemente hay uno más adecuado para cada contexto. He aquí el quid de la cuestión. Los tiempos que corren hoy claman por un liderazgo transformacional, pero nuestros líderes no están a la altura. Mariano Rajoy está a años luz de ser un líder de ninguna clase. José Luis Rodríguez Zapatero está a punto de ser un líder transformacional, si bien últimamente ha incurrido más en lo transaccional (lo que, dadas las circunstancias, la mayoría percibe como improvisación) para capear el temporal. Pero el pueblo le reclama soluciones, y soluciones inmediatas. Una síntesis de ambos tipos de liderazgo origina el llamado modelo de liderazgo de rango completo (o FRL, en sus siglas en inglés Full Range Leadership), lo cual es casi un imposible en política.
La crisis que hoy vivimos ha de ser afrontada desde la óptica de un cambio estructural; esto es, el patrón de liderazgo más idóneo hoy es el transformacional. Esta perspectiva conlleva un cambio de prioridades en los ciudadanos. Requiere dejar de lado los intereses meramente particulares para realizarse de manera individual a través de la consecución de un objetivo grupal. Abogar por el interés colectivo como verdadera solución. Es algo tan antiguo como el concepto filosófico de Bien Común.
La pregunta es: ¿queremos salir de la crisis o quiero salir de la crisis?
comment-1193
Jajajajajajaja
Bien común?? Que toda la sociedad española diga ahora que de acuerdo, que se van a esperar a que el Gobierno trabaje por el bien común, aunque tengan que estar tres meses sin tener que llevarse a la boca??
Dificil cuestión planteas, amigo Julio. Dificil cuestión…
comment-1192
Bueno, amigo Rawley, eso es pasarse. Hablo del término 'Bien Común' más en un sentido sociofilosófico. Obviamente no se puede pedir eso que dices. Y sí, la cuestión planteada es muy difícil.