diciembre 21st
Bon voyage
Recuerdo cuando viajar era un lujo. No muchas personas podían permitirse tomar un vuelo intercontinental para pasar una semana en Nueva York, por ejemplo. Tanto la estancia como el trayecto se disfrutaba como parte del viaje. Los trenes y aviones eran cómodos, el aire acondicionado no estaba a toda hostia, y el personal se deshacía en atenciones. Hoy es muy diferente. El consumo low cost lo ha invadido todo. Volamos en aviones con una separación de treinta centímetros entre asientos y te cobran hasta por un vaso de agua mineral, por no mencionar la paranoia colectiva que hay en torno a la aviación comercial.
Total, que viajar es un peñazo. Pero creo que es un fiel reflejo de cómo somos hoy en día. Nos importa la meta, no el trayecto. En todo. Nos pasamos los días esperando al fin de semana, a las vacaciones, a terminar la carrera, a encontrar otro trabajo, a casarnos… postergando constantemente la felicidad. Pero nada de eso existe en realidad; a fin de cuentas, ¿qué tenemos además del presente? No podemos vivir siempre obsesionados con el futuro, algo que, por definición, no existe. El trayecto es más largo y más importante que la meta en sí. Está claro que aprendemos más durante el proceso de alcanzar algo que al obtenerlo finalmente.
¿Filosofía barata? Puede ser. Pero no estaría de más, como propósito para 2009, disfrutar más del día a día. Y mañana ya veremos.
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comment-1362
He disfrutado de este post en el mismo momento en que lo leía 🙂