mayo 18th
Homofobia en colores
Hoy les presento un mapamundi muy especial. Con motivo de la celebración ayer del Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia (declarado así porque el 17 de mayo de 1990 la OMS retiró finalmente la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales), la International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association (ILGA), una de las organizaciones más importantes en activismo LGTB con presencia en ciento diez países, ha presentado su mapa 2010 de la homofobia de Estado. Es decir, cómo considera la homosexualidad el gobierno de cada país. Les invito a que se tomen unos minutos en analizar el mapa aquí. De verdad merece la pena.
A menudo pensamos que ya hemos alcanzado todos los derechos alcanzables en esta materia. Un imbécil me decía ayer que este mapa es una memez porque la homofobia no se puede medir. En efecto, se puede, y así lo ha hecho Daniel Ottoson, de la Universidad de Södertörn de Estocolmo (Suecia). Pero no hay que ser imbécil para olvidarse de que no todo el mundo es España al respecto. Aquí contamos con unas de las legislaciones más vanguardistas, tras haber aprobado en 2005 el matrimonio homosexual de pleno derecho, uno de los avances clave del actual gobierno socialista. Pero dicha ley no significa que ya lo hayamos logrado todo. Todavía quedan muchos frentes que abordar, desde la educación afectivo-sexual diversa en la escuela (es decir, la verdadera educación afectivo-sexual) hasta la visibilidad real de las lesbianas más allá de los fetiches heterosexuales dominantes. A pesar de todo, contamos con un marco legislativo ejemplar. Portugal ha tomado nota y ayer mismo el sector conservador aprovechó para promulgar la ley de matrimonio homosexual aprobada en enero -si bien no se permite la adopción-, por más barbaridades que haya vomitado el Papa en su reciente visita al país luso. De ahí el verde que colorea toda la Península Ibérica en el mapa de la ILGA.
No hace falta más que mirar por el rabillo del ojo a los vecinos para darnos cuenta de nuestra privilegiada situación. La mayoría de los países europeos de nuestro entorno tienen una legislación mucho más atrasada o directamente ignoran las uniones civiles entre personas del mismo sexo. Si miramos sólo un poco más allá, la cosa se pone aún peor. En Marruecos y en otros setenta y cuatro países, la homosexualidad es considerada un delito. Las condenas por ello van desde la cárcel hasta la pena de muerte, vigente ésta en siete países (Mauritania, Nigeria, Somalia, Sudán, Yemen, Arabia Saudita e Irán). Siete. Exactamente el mismo número de países donde es legal el matrimonio (Sudáfrica, Canadá, Noruega, Suecia, Holanda, Portugal y España).
A la vista de estos resultados, parece que la tan cacareada globalización no tenía nada que ver con los Derechos Humanos. No era otra cosa que un plan imperialista de carácter empresarial a lo siglo XXI; no obstante, nos ha dejado herramientas que podemos emplear en la lucha que me niego a calificar de utópica. La lucha por los Derechos Humanos, que a fin de cuentas es donde se circunscribe la lucha LGTB.
Los tiempos que corren han hecho que me dé vergüenza ser español en muchas ocasiones ; la última, hace pocos días con el caso Garzón. Este país aparece siempre en los peores puestos de casi todos los rankings positivos y encabeza los negativos. No está mal que, por una vez, nos veamos de color verde esperanza en un mapa.