abril 30th
Manippulación
Saben ustedes lo mal que está esto del mundo del Periodismo. Pero por si aún no lo tenían del todo claro, un bochornoso suceso ocurrido esta semana en televisión lo ha evidenciado ante todo el mundo. Ya han oído hablar de ello. Durante una entrevista realizada el pasado martes 26 de abril en el programa de Televisión Española Los desayunos de TVE, la secretaria general del Partido Popular, Mª Dolores de Cospedal, acusó a los servicios informativos del ente público de no ser objetivos. Ante tal insinuación, tanto los colaboradores allí presentes como la presentadora y directora del programa, Ana Pastor, respondieron. Pastor recordó que la calidad e independencia de la actual TVE ha sido reconocida y premiada en el ámbito internacional y que ella personalmente se encuentra muy orgullosa de pertenecer a ese equipo en esta etapa. Importante el matiz de esta etapa, ya que TVE no siempre ha sido lo que hoy es. Aquí pueden ver el vídeo completo.
No es la primera vez que Cospedal acusa, así por las buenas, con mezquinos fines partidistas. Ya lo hizo desde la playa en agosto de 2009, así como el que no quiere la cosa, al PSOE de realizar escuchas ilegales a importantes miembros de su partido y ya de paso, aseguraba que aquí se vive un ‘Estado policial‘. Todo junto, venga, va. Sin ninguna prueba ni entonces ni dos años después pero eso sí, con dos cojones. Con esa caradura de atreverse a mentir y encima estar orgulloso de ello.
Una vez desencadenada la polémica en el programa de televisión, que ha servido a PP y PSOE para otro tedioso encontronazo más, Cospedal en el diario ABC, ya mucho más en su casa, dijo que ‘ella contesta lo que ella quiere, no lo que quiere el periodista‘. Y se queda tan pichi. Por su parte, la periodista Ana Pastor fue mucho más elegante respondiendo en su blog como la profesional que es. Tanto en Facebook como en Twitter no han tardado en crearse plataformas de apoyo a Ana Pastor y, por ende, a la libertad de información.
Supongo que lo que esta tétrica Cospedal entiende por objetividad es ponerle un sello de ETA a los rostros de Zapatero y Rubalcaba, o nombrar director de una cadena pública a su jefe de prensa (Esperanza Aguirre en Telemadrid), o lo que se practicaba en la TVE de los tiempos de Aznar, cuando Alfredo Urdaci mantenía un idilio informativo con el presidente. O lo que, tal como mencionó Ana Pastor breve pero muy acertadamente, ocurre hoy mismo en Telemadrid (Comunidad de Madrid) o Canal 9 (Comunidad Valenciana), medios de propaganda donde la palabra Gürtel no es nada más allá de un extraño vocablo de sonido germánico. Ambas televisiones autonómicas (y algunas más) son el vivo ejemplo de cuan bajo puede caer esta profesión, de hasta qué punto algo que en teoría es un servicio público degenera en un mero instrumento político al antojo de los intereses de unos pocos, de cómo la propaganda puede adquirir la manera de información sin advertirlo.
Lo que hace el partido de esta señora, ese que gracias a la mayoría de españoles va a gobernar próximamente este país, es convertir absolutamente todo en un arma electoral. Da igual que sean los asesinados por ETA, los fetos, la familia, el paro o la información. Para ellos, todo es susceptible de arañar votos. Eso de atacar a Televisión Española en vísperas de elecciones es ya todo un clásico, pero por suerte, a veces los tiempos cambian para bien. La verdad es que la RTVE de ahora nada tiene que ver con la RTVE de Aznar. Zapatero la reformó en 2006. Desde entonces, el presidente de dicha corporación pública, hacia quienes fueron dirigidos los dardos de esta lumbrera de Cospedal, no es elegido por el Gobierno, sino por dos tercios del Congreso de los Diputados. A ellos eso les da igual. El PP vive en una realidad paralela donde los servicios informativos públicos no hablan del caso Faisán ni de los falsos ERES en Andalucía pese a que el minutaje objetivo en el tratamiento de dichos temas en los telediarios de prime time dice todo lo contrario.
El Periodismo vive, además de la crisis general, una crisis sectorial todavía anterior por varios motivos, pero en especial por dos: uno es la natural transformación del modelo tradicional, del papel a las nuevas tecnologías, que hace cumplir la darwiniana ley de la evolución según capacidad de adaptación al medio. El otro es el continuo intento de manipulación -exitoso en demasiados casos- de la información por parte de los poderes políticos. Algo a lo que, visto queda, no está dispuesto a renunciar el PP con tal de llegar a presidir la Moncloa, y ya de paso, RTVE.