junio 12th
Recuperar Stonewall
Imagen: Peter Hershey/Unsplash
Hoy hace exactamente tres años que un fundamentalista cometió el mayor asesinato masivo de personas LGTBI de Occidente desde el Holocausto. Ocurrió en la discoteca Pulse de Orlando, Florida (EE.UU.) y se llevó por delante 49 vidas. Los detalles de lo que ocurrió aquella noche los relató en este mismo blog Michael Morales, uno de los supervivientes. Perdió a su novio en el ataque.
¿Y cuál fue la razón para semejante barbaridad? El odio. Durante los últimos cinco años estamos asistiendo al refortalecimiento de discursos de odio hacia minorías raciales, étnicas, religiosas y sexuales en nuestras sociedades, supuestamente desarrolladas. El espejismo de diversidad y cosmopolitismo que era Europa se resquebraja por momentos, con políticos que llegan a los más alto del poder con soflamas homófobas, machistas o racistas sin atisbo de pudor.
En España, el actual auge de la extrema derecha da buena fe de ello. Con la inestimable ayuda del PP y Ciudadanos, Vox ha logrado colarse en las instituciones españolas, como la Junta de Andalucía o la Comunidad de Madrid, con un discurso abiertamente homófobo. Rocío Monasterio decía hace sólo unos días que, si tuviera un hijo homosexual, le gustaría poder llevarlo a terapia. La gravedad de tales declaraciones contraviene la ciencia e incluso la ley, pues dichas terapias constituyen un delito en algunos lugares, aunque todavía no existe una ley estatal al respecto. No contentos con eso, ayer mismo, desde Vox amenazaron con no permitir la celebración del Orgullo LGTBI en Madrid. ¡Como si tuvieran la capacidad de permitir o dejar de permitir el mayor evento de la ciudad!
Lo que Vox lleva meses dejando claro es que quiere enfrentarse a los LGTBI. Y lo que parece no entender es que, cuanto mayores son sus amenazas, más fuertes nos volvemos nosotros. El día 28 de este mes se cumplen 50 años de los disturbios de Stonewall, ese bar del Greenwich Village donde todo comenzó. La ciudad de Nueva York acogerá por ello el World Pride en las próximas semanas. Aquella noche de 1969, quienes estaban en ese local no dudaron en enfrentarse a una policía acostumbrada a hacer con ellos, y especialmente con los travestis y los más afeminados, lo que le venía en gana. Pero esa noche se acabó. No sólo les plantaron cara. Llegaron a encerrar a la policía dentro del bar y a golpear la puerta con un parquímetro que arrancaron de la calle. Los LGTBI demostraron que, en efecto, eran más fuertes que sus opresores. Tan sólo era la primera chispa de una llama que prendió por todo Estados Unidos, saltó al resto del mundo y hoy sigue viva, alimentada también por sociedades mucho más diversas. Que a nadie le quepa duda, pues, de que vamos a defendernos si es preciso. El espíritu de Stonewall es hoy más necesario que nunca. Es la única manera de que no haya más casos como el de la discoteca Pulse nunca más.
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- LGTB