febrero 3rd
Un bucle
Vivimos expectantes ante lo nuevo. Se nos alimenta el ansia por consumir con nuevos productos, viajamos en pos de conocer nuevos sitios, vamos a fiestas para conocer gente nueva, vemos películas o leemos libros para saber de nuevas historias… Pareciera que el motor de nuestro sistema es la novedad. Sin embargo, tales innovaciones no son, la mayoría de veces, otra cosa que simples modificaciones de lo de siempre. El mismo perro con distinto collar. Supongo que, si uno es lo suficiente observador -y longevo-, llega una edad en la que el mundo debe der ser lo más parecido a un bucle.
A poco que alguien estudie algo de historia, se da cuenta de lo cíclico que resulta el transcurrir de los tiempos. Hay una especie de ironía en ese devenir que parece burlarse de nosotros mismos. Y esa ironía ha venido a darnos en las narices a los jóvenes hijos del Estado de bienestar, esos que nacimos en democracia y creimos que nuestro futuro sería mejor con una sólida formación de por medio. Pensamos que, tal como decían nuestros padres, las oportunidades laborales nos serían mucho mejores si estudiábamos. Hasta que llegó la crisis. De repente, las piscinas municipales estaban llenas de socorristas licenciados en Química y los Zara de dependientes con masters.
Entonces, como de costumbre, viene la Europa desarrollada a sacarnos los colores. Hace unos días, el diario germano Der Spiegel adelantó que Alemania tiene previsto contratar entre 500.000 y 800.00 trabajadores cualificados procedentes del sur de Europa, especialmente España y Portugal, entre este año y el próximo. Aunque todavía no se ha concretado las áreas para las cuales se demandará esta mano de obra, las telecomunicaciones e ingenierías serán presumiblemente las más beneficiadas dado el tipo de economía alemana. Los periodistas y todo el gremio humanístico, whenever wherever, a freír espárragos -¿en qué momento decidí yo convertirme en un paria de esta sociedad?-. Hoy mismo, este ha sido uno de los temas tratados en la cumbre hispano-germana entre Rodríguez Zapatero y la canciller Angela Merkel. Lo del convenio, no lo de los parias, claro. El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ha dicho que le parece bien dicha movilidad. Porque sí, él lo ve como una movilidad y no como un exilio. Asegura que, tras un período fuera, sería bueno que dichos trabajadores cualificados regresaran a España. Vamos, que un licenciado renuncie a trabajar de lo suyo y bien pagado para volver al país donde, con suerte, conseguirá un curro de lo que sea y viva con menos de mil euros al mes. Muy lógico, ya ven.
En España, un 19% de los licenciados entre 25 y 29 años está en paro. Un 44% desempeña un trabajo por debajo de su cualificación, cifra de la que quien escribe esto participa. No será porque no estamos preparados. Mi generación ha ido a la Universidad, habla idiomas y ha vivido en el extranjero (las becas Erasmus forman ya parte cosustancial de ella) pero debe aprender a conformarse con empleos basura. Nuestra tasa de sobrecualificación, entendida esta como el desequilibrio entre el nivel educativo y el ocupacional, es de un 44%, -según la OCDE- lo que supone duplicar la media europea, estimada en un 23%. Una de las principales razones por las que caímos en esta maldita crisis es por haber alimentado hasta la extenuación un solo modelo de desarrollo, que además no ha requerido una mano de obra cualificada. En otras palabras, somos un país de camareros y albañiles. Y por lo que parece, no vamos a dejar de serlo porque no vamos a darle una solución cualitativa al asunto, sea cual sea el color del Gobierno de turno.
La oferta alemana resucita fantasmas del pasado, cuando en los años sesenta unos dos millones de campesinos españoles emigraron a Alemania buscando una vida mejor. No es que allá aten los perros con longaniza, pero tampoco nosotros vamos con las manos vacías. Sencillamente nos negamos a ser esa generación perdida de la que hablan los medios. Aquel vente a Alemania, Pepe que encarnó el landismo vuelve para quedarse. ¿Ironías? ¿Ciclos? A fin de cuentas, muchas veces la vida no es más que eso. Un bucle.