Este hombre de la foto está considerado por muchos un intelectual en este país. Otros lo consideramos únicamente un facha que chochea. De él hablé hace poco en un post. Despelotarse no es lo único que ha decidido hacer para causar arcadas entre la población. Ahora resulta que su estrategia de venderse como políticamente incorrecto, inclasificable y todas esas soplapolleces de primero de retórica le han salido por la culata.

No contento con ser una persona (creo que este es un título que debiera poder quitarse) reaccionaria, pedante y profundamente desagradable, en el ocaso de su carrera ha decidido renunciar a la templanza que se le presupone a un hombre de su edad para dedicarse a soltar perlas a cual más tóxica, todo por arrancar unas cuantas ventas más de su último libro. Eso suponiendo que lo haya escrito él, porque reconoció off the record lo contrario ante esa diva de la intelectualidad llamada Ana Botella. En sus memorias cuenta de la manera más despreocupada lo siguiente, que le ocurrió en Tokio en la Prehistoria:

«Me topé con unas lolitas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados […] Tendrían unos trece años. Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba«.

Como ven, a este señor (otro titulillo que debiera poder quitarse) le hace una barbaridad de gracia ser un pederasta. Además, se sabe con el apoyo de importantes figuras del PP, como Esperanza Aguirre (quien le dió un programa en Tele-Espe, Las noches blancas). Yo no sé cómo lo hacen los afines a este partido, pero cada vez que abren la boca, sube el pan. Sánchez Dragó ha dicho hoy mismo que jura por su honor [sic.] que lo narrado es una dramatización de los hechos (que según él han prescrito; ¿lo dramatizó porque creía que quedaba mejor insinuar que se había trajinado a dos niñas de trece años?) y que nunca ha tenido trato erótico con menores. Lo malo es que para jurar por el honor de uno, querido, primero hay que tenerlo. Alguna vez dijiste que te da vergüenza ser español. Vergüenza nos da a nosotros que lo seas.