junio 9th
#graciasPedro
Imagen: Albert Eritja
La primera vez que supe de él, fue en una fotografía en la revista Zero. Entonces yo era un adolescente que compraba una revista gay medio a escondidas en el único quiosco del pueblo que la vendía. La guardaba en un mueble de mi habitación como un pequeño tesoro, porque esas páginas me ayudaron a madurar, a aceptarme y a mostrarme tal cual era ante los demás. Y lo hicieron gracias a personas como él.
Algunos años más tarde, cuando empecé a colaborar en Zero desde Barcelona junto al ya fallecido Carlos De Cires, tuve la oportunidad de conocerle un poco mejor. Poco puedo añadir yo a lo que se ha dicho a lo largo del día de hoy por parte de personas que trabajaban con él a diario, incluidos los adversarios políticos que hoy le alaban pero que pusieron todas las trabas posibles en su camino. Los mismos que hoy dicen en Twitter que era «un gran luchador» mantuvieron impugnada ante el Tribunal Constitucional durante siete años la ley del matrimonio igualitario de la que él fue artífice, tal como ha reconocido esta misma mañana el ex-presidente José Luis Rodríguez Zapatero en laSexta.
Esa ley es uno de sus mayores legados. En 2005 fue la más avanzada del mundo en el reconocimiento de los derechos LGTB y abrió la senda que después han seguido países a los que España suele envidiar en la mayoría de los rankings de desarrollo y bienestar. Pudimos alzar la cabeza y decir en voz alta que éramos los primeros en algo, que habíamos sentado un precedente. Fuimos, a partir de ese instante, un país diferente. Un país un poco mejor.
Pedro Zerolo lo hizo posible. Pero no sólo fue un incansable activista LGTB. Fue un defensor de la igualdad. La de la mujer, la de los inmigrantes, la de las personas con menos recursos, la de los enfermos de hepatitis abandonados a su suerte, la de los seropositivos, la de tantos que son condenados por el mero hecho de ser como son. Sin duda, una rara avis en la ciénaga en la que trabajaba.
Zerolo encarnaba el ideal de la política como motor del cambio social. Conseguía devolvernos la fe en un modo de hacer las cosas hoy casi extinto. Era consciente del poder del pueblo sobre la política y de la política sobre el pueblo. Y, para mostrarlo, les remito a un asunto personal. Se trata de la fotografía que acompaña a este texto. Es una foto de mi boda. Hoy se cumple un mes desde que se celebró. Con toda sinceridad, uno de los días más gozosos y emotivos de mi vida. Sin el trabajo de personas como Pedro Zerolo, esa imagen sencillamente no existiría. La estampa puede parecer simple, pero condensa en realidad décadas de lucha en todos los ámbitos. Lucha para acabar con leyes de maleantes, para derribar estigmas, para reclamar honor, para abrir armarios, para mirar a la cara, para arrojar luz, para superar odios, para apartar cruces de donde no debían estar.
Por hacerla posible y por ser uno de los mayores referentes de mi vida…
#graciasPedro
comment-948
Muy hermoso, Julio. Besote.
comment-949
Directo, luchador