marzo 19th
Papa don’t preach
El Papa ha aterrizado en África. Y con él, ha llegado la polémica. En su visita a Camerún, no se le ha ocurrido decir otra cosa que el condón no ayuda a luchar contra el SIDA; aún más, ha afirmado que el preservativo «aumenta el problema». Ahí es nada.
Cuando eres una de las personas más influyentes del mundo y representas la cúspide de la religión más seguida del planeta, has de ser cauto en tus palabras. Cuando, además, llegas al continente donde mueren 6.000 personas al día por esta enfermedad y que aglutina al 67% de la población mundial infectada por la pandemia más devastadora jamás conocida, decir en público este tipo de cosas es directamente un crimen contra la Salud Pública, merecedor de la correspondiente condena. Lástima la inmunidad de la que goza por presidir la secta más grande y el negocio más rentable de la Historia. ¿Cómo es posible que semejante irresponsable sea el líder mundial de la Iglesia Católica? Se da la circunstancia que África es el continente donde la institución ha crecido con más rapidez: 140 millones de fieles más en un siglo.
Mientras, en España, la Iglesia sigue empeñada en retener lo que otrora ostentó (el poder), en meter las narices en donde no la llaman y en intentar reavivar un debate (el del aborto) que la sociedad española superó hace tiempo. ¿O los ochenta están tan de moda que también hemos retomado esto? Claro que, cuando vives de espaldas a la sociedad, pues no te enteras de ello.
Una vez más, la Iglesia se opone al progreso, del que siempre termina beneficiándose. Pero eso ya no es novedad. En cualquier caso y en última instancia: gracias, Ratzinger, por dejarnos entrever de nuevo la podredumbre que corroe los pensamientos de tu santa institución bajo esas impolutas sotanas.
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comment-1312
Hablando de aborto (y a propósito de la por desgracia famosa campaña del lince ibérico): anoche en RNE un iluminado de la vida decia, mas o menos, que el aborto era algo de mucha responsabilidad, y que no se podía dejar a una chica de 16 años decidir llevarlo a cabo sin consultar con sus padres. Que por dios, como iba a ser eso. Que entonces tambien podían dejar que con 16 años conduzcan, voten… La otra opción, claro está, es que los padres le digan «No hija, no puedes matar a la criatura que has engendrado». Mucho más sensata, donde va a parar.
comment-1311
La Iglesia no es más que una empresa luchando por mantener el monopolio sobre la salvación que –al iguál que a Telefónica el suyo sobre las líneas telefónicas– le ha dado tanto poder. Y el poder, como todas sabemos, corrompe, corroe y ensucia.