mayo 10th
Por qué es rentable crear una epidemia
La gripe porcina que ha puesto al mundo patas arriba en los últimos días ha dado pie a multitud de teorías, tal como ya comenté en un post. Tirando del hilo hasta su origen, se dice que llegamos a una granja de Veracruz (México) propiedad de la multinacional Smithfield, la mayor productora de carne porcina del mundo. Allí, como en tantas otras, los cerdos se crían en condiciones de máxima explotación bajo unas condiciones que dejan mucho que desear y que básicamente son un estupendo caldo de cultivo para miles de virus. Ya todos sabemos el afán de las multinacionales por reducir costes en su producción a cualquier precio. Esto es la cuestión de base.
Por otro lado, tenemos esos enormes altavoces mundiales que son los mass media. Los medios han contribuido a crear una alarma social totalmente innecesaria, al menos innecesaria para nosotros como ciudadanos. Han vendido como certezas a toda página lo que sólo eran suposiciones. Eso sí, apuesto a que a ellos les ha venido como agua de mayo, nunca mejor dicho, para vender periódicos y elevar audiencias en plena crisis de anunciantes. Hoy mismo reflexiona sobre ello la defensora del lector del diario El País.
Pero los medios no han sido los únicos beneficiados con este brote. Hay dos grandes vencedores que cuantas más mascarillas ven por ahí, más fuerte se frotan las manos. Las farmacéuticas Roche y GlaxoSmithKline han ganado 8.852 millones de euros en bolsa desde que el pasado 23 de abril se conoció la existencia del virus H1N1, y han multiplicado las ventas gracias a sus fármacos Tamiflu y Relenza respectivamente. No está mal en plena crisis mundial.
En México, la petición popular que hizo el presidente para que los ciudadanos se quedasen en casa ha disparado las facturas de las teleoperadoras. Balance de beneficios: multinacionales de comida, farmacéuticas, medios de comunicación y teleoperadoras. Razones de sobra para crear el (pen)último fin del mundo.
Tengo la buena costumbre de creerme la mitad de lo que leo o veo en los medios. Es muy fácil crear una teoría conspiratoria de cualquier hecho. Pero lo que sí me creo es lo que veo con mis propios ojos. Y en esa granja de cerdos de la que hablaba al inicio de este post, en medio del paraje desértico almeriense a las dos de la tarde del mes de agosto ví algo que le da la razón a esto que ahora leo en más de un sitio. Vi una granja que incumplía las normativas y un granjero al que dichas reglas se la traían al pairo. Y esto era una granjita de Almería, no quiero ni imaginarme esas grandes explotaciones porcinas de por ahí.
Lo dicho. Todo por la pasta. Ahora, a esperar al siguiente.
comment-1287
Dios mio!! Ya estan aqui!! Vienen a por todos nosotros!! 😛
No, y lo mas triste de todo, es que tienes hasta razon 😉
comment-1274
Y pese a todos los avisos, se sigue explotando el tema. Creo que conviene a un mercado basado en la publicidad que sus audiencias no piensen mucho. Lamentable. Y lo peor es que en uno o dos años se conseguirá el efecto contrario, la insensibilización a estos casos, pasando de una cara de la moneda a la otra. Entonces buscarán otro (pen)último fin del mundo (parafraseándote).