abril 23rd
Reflexiones rosa en mano
Vivir un día como hoy en Barcelona es una gozada. La ciudad se engala y se perfuma con los olores exquisitos de la rosa y del libro. Los puestos de venta adornados con la señera inundan las calles mientras las parejas de enamorados pasean bajo el sol primaveral, en una de las muestras de folklore más bellas que he vivido.
Una pena que este aparente interés por la cultura sea tan sumamente efímero, aunque no deja de ser satisfactorio el ver que al menos durante una semana, las librerías están a rebosar. Si durante todo el año se pusiera la mitad de la atención que hoy concurre en el mundo de la edición (se estima que en un sólo día se factura en torno al 10% de la recaudación total anual), no ocurrirían muchos de los dramas que hoy afectan a la literatura.
Detrás de un libro hay muchas personas, pero sobre todo, hay un autor. Escribir siempre ha sido un concienzudo proceso de creación, más o menos largo, cuyo fruto era una obra que, independientemente de su calidad, se caracterizaba por ser producto de un esfuerzo. Hete aquí la palabra que hoy más desconocemos.
De un tiempo a esta parte, escribe libros hasta la portera. Me cansa y avergüenza caminar por los pasillos de estanterías plagadas de papelajos infumables escritos por concursantes de realiy-shows, presentadores de televisión en decadencia, tontunos sin talento adscritos a la filosofía best-seller y demás mamarrachos. Pienso en todos esos autores anónimos que, con un manuscrito decente en su mano, van tocando puertas de editorial en editorial sin una respuesta afirmativa en ninguna parte. El año pasado asistí durante varios meses a un curso sobre edición en el que pude constatar los horrores de la industria editorial de hoy, en la que manda el corporativismo sobre todas las cosas.
La degradación del prestigio del escritor corre paralela a la del periodista, ya que al final uno y otro son casi la misma cosa. Ser escritor de verdad hoy en día -salvo excepciones- es ser un paria, además de un masoquista de aquí te espero. Eso no es nuevo para el mundo, aunque sí para mí personalmente porque antes no estaba embarcado en esta aventura. Se suponía que las nuevas tecnologías nos iban a ayudar, pero no. Más que eso, se podría pensar que han sido contraproducentes en muchos sentidos. Pocos creen ya necesaria la figura del periodista precisamente en la era de la comunicación. Curioso, ¿no?
Probablemente, más que un final melodramático, lo que vivimos es una parte de la reformulación que experimentan también otros sectores como la música o la publicidad, donde la microsegmentación determina el modelo de negocio y, por tanto, es lo que se impone. Y he aquí la reflexión a la que insto a mis lectores en este Sant Jordi 2010: ¿cómo han influido las nuevas tecnologías en su modo de informarse y, en general, de tratar con bienes culturales? Nótese que me resisto deliberadamente a emplear el verbo consumir en este contexto.
Ahí les dejo con la cuestión en la mente y el libro y la rosa en la mano. O eso espero.
comment-1115
Será que me estoy haciendo mayor, pero para que me guste un libro actual, uf, ya tiene que atraerme. Cada vez tiro más por los clásicos. Lo de siempre 🙂 Tengo en mente El conde de Montecristo , jeje, pero tengo que estudiar , a ver como compagino 🙂
comment-1110
Fijate que este último domingo, El País Semanal publica un artículo de Almudena Grandes sobre ese mismo tema. Ahora mismo estoy demasiado perezoso para buscarte el enlace, pero echale un vistazo porque no tiene desperdicio 😉
Y por cierto, mientras leo esto, en Canal Sur están diciendo que uno de cada cuatro andaluces confiesan no haber leido un libro en su vida… y se quedan tan anchos oyes.
comment-1108
Gracias, Mr. Rawley. Leí el artículo de Almudena Grandes en 'El País Semanal', pero no estoy del todo de acuerdo con ella sobre ese tipo de cambios en la industria editorial. No creo que el e-book acabe con los libros de papel, igual que los diarios on line ni han acabado ni acabarán con los periódicos tradicionales; por el contrario, estos últimos se han visto beneficiados por los primeros. Hay ciertas cosas que sencillamente siguen su propia evolución.
comment-1106
Que el periodico digital no ha acabado con el diario de papel?? Preguntale a los quiosqueros hombre de dios…